Pudo ser mejor, pero pudo ser peor

Atlanta debutó en el Reducido por el segundo ascenso a la B Nacional en una cancha difícil y ante un rival ascendente como Almagro. Si bien el 1 a 1 final era un resultado que en lo previo podía parecer positivo por la condición de visitante, la victoria estuvo tan cerca que el empate final también tiene algo de decepción. Ahora, en la revancha en Villa Crespo, Atlanta se jugará el pase a la final con la serie completamente abierta.

Sergio Rondina volvió para este partido a una alineación y a un esquema similares a los de los mejores momentos del campeonato para Atlanta. El equipo salió a jugar en José Ingenieros con Gagliardo; Mancinelli, Valdez, Segovia, Pinto; Parentini y Gaby López; Guzmán, Ferreiro y Sanabra; y Soriano.

Atlanta manejó algo mejor la pelota en el primer tiempo. Fue un argumento importante para mantener a raya al que seguramente fue, sólo detrás del campeón Villa San Carlos, el mejor equipo de la segunda rueda del campeonato. Ferreiro tuvo uno de los mejores partidos en el club, aguantando la pelota con buen criterio, pero con los volantes de contención y los laterales atados a funciones de destrucción le faltó compañía para armar jugadas de relevancia. No hubo entonces profundidad para lastimar en el área de enfrente y la única llegada de cierta relevancia fue un remate bajo de media distancia de Soriano que desvió el arquero Centeno. Almagro, con menos volumen de juego, se aproximó en cambio con mucho peligro a los 43 del segundo tiempo, cuando Pedrozo quedó mano a mano con Gagliardo y remató por encima del travesaño.

Sin mayores variantes arrancó el segundo tiempo: Atlanta, más armado, esperaba a un Almagro con pocas ideas. Hasta que a los 15 Centeno mandó al corner un remate con poca fuerza de Sanabria, que había quedado en buena posición. Del tiro de esquina llegó un cabezazo de Segovia que chocó contra el brazo extendido del defensor Lanaro. Ramiro López cobró penal, que Ferreiro con clase convirtió en gol. Sin haber tenido prácticamente ocasiones claras en todo el partido, Atlanta estaba ganando uno a cero.

Después del tanto, el equipo se fue metiendo cada vez más atrás en defensa del resultado. Algo que se ratificó con las señales desde el banco de suplentes: Rondina hizo ingresar a Mbombaj por Sanabria y luego a Hernán Lopes -quien se ubicó como lateral para que Mancinelli pasara a la mitad de la cancha- por Guzmán. A los 27 Segovia, ya amonestado, cometió una torpe infracción que le valió la roja y además lo privará de jugar la semifinal de vuelta en Villa Crespo. Dos minutos después, Villalva reemplazó a Ferreiro: Soriano quedó como única referencia de ataque y la consigna fue más que nunca la resistencia heroica.

Parecía que aún en ese contexto, en el que Almagro ya sin preocupaciones defensivas enviaba cada vez más gente al ataque, Atlanta iba a poder llevarse una victoria de José Ingenieros. Pero a tres minutos del final, una pelota perdida por Mbombaj en un contraataque dejó al equipo inexplicablemente mal parado: cayó el centro al área, cabeceó Pedrozo y la pelota, desviada en la cabeza de Hernán Lopes, se metió contra el palo de Gagliardo. Fue el 1 a 1 con el que se cerró el partido, ya casi sin sofocones hasta el final.

El empate dejó sensaciones diferentes: por un lado, el dolor de sentir que la victoria sigue siendo esquiva; por otro, saber que el equipo se llevó un resultado en el partido de ida que muchos hubieran abrazado antes del partido. ¿Será ese empate el primer escalón hacia la final? El domingo, en Villa Crespo, se sabrá la verdad.