Lomas de la bronca

Atlanta llegó al partido ante Los Andes con la imperiosa necesidad de ganar. No sólo porque los tres puntos lo hubieran mantenido en lo más alto de la tabla junto a San Carlos, sino también porque un triunfo podía servir para recuperar la confianza de un equipo golpeado por las actuaciones irregulares de los últimos partidos. Pero nuevamente por diversos factores, entre los que sobresalen la propia impericia para aprovechar las situaciones favorables, la escasa fortuna en momentos clave del partido y otra patética actuación de un árbitro, Atlanta cayó -esta vez 3-1- en un nuevo golpe que complica seriamente sus chances de ascender directamente a la B Nacional.

Cargado con los nervios propios de un partido trascendente, el equipo empezó a sumar tensión pronto a partir de algunos fallos extraños de Gutiérrez. En una de las primeras jugadas, cuando Atlanta ya había empezado a mostrar huecos a la espalda de Mancinelli, el árbitro omitió primero una patada voladora en la puerta del área a Andrés Soriano -quien volvió a estar demasiado lejos del excelente nivel que mostró hasta hace tan sólo un mes- y amonestó a los 18 minutos por una falta intrascendente a Valdez, que lo condicionó todo el partido. Pero no sería lo último de un pobre rendimiento del árbitro.

Parte del combo que hace a este momento de Atlanta es la falta de efectividad de su goleador. Andrés tuvo una de esas chances que antes se traducían en festejo: tras un centro medido de Sanabria la pelota le quedó justa en la puerta del área chica, pero su cabezazo hacia abajo salió muy al medio y rebotó en las piernas del arquero Barros. Del otro lado, no habría la misma suerte: a los 27 minutos, tras un desborde del local por derecha, Lopes intentó rechazar, la pelota dio en Segovia y se transformó en el gol de Los Andes. Un golpe demasiado duro para un equipo que llegaba herido.

Para colmo, a los 35 volvió a aparecer la mano del árbitro Gutiérrez para expulsar directamente a Gabriel López por una fuerte infracción contra Ojeda que en cualquier partido se resuelve con una tarjeta amarilla. Y encima Guzmán volvió a definir sin confianza una ocasión clara a los 38, cuando quedó mano a mano con el arquero.

Rondina hizo ingresar en el segundo tiempo a Emanuel Godoy, un punta definido, por Ferreiro. Pero el equipo, que quiso ir con todo a buscar el empate, se desequilibró en defensa. A los 2 minutos, Gagliardo salió mal ante un desborde de Belforte, quien mandó la pelota al medio para que Zeballos pusiera el 2-0. Atlanta quedó así permanentemente al borde de una nueva bofetada: llegó a los 23, cuando Díaz, el mismo asistente que levantó sistemáticamente su banderín en el primer tiempo para inhabilitar a Soriano, dejó pasar una posición adelantada de unos dos metros de José Luis Gómez, quien la pasó al medio para que la empujara Ojeda: 3-0.

Con el partido ya virtualmente definido, Gutiérrez le dio a los 32 a Atlanta un penal por mano de Pinto, cuando en la jugada previa había habido una mano de Soriano. Andrés convirtió con dificultad y marcó así su primer gol desde el choque con Almagro. El visitante fue a buscarlo con todo, y a los 42 Gutiérrez -cuya actuación ya había desbarrancado definitivamente- otorgó otro penal muy dudoso por un aparente contacto de Pinto con Soriano, quien luego chocó con Segovia y cayó al suelo. Andrés volvió a pegarle mal y esta vez no tuvo fortuna, ya que Barros desvió el remate al corner con sus piernas.

Más allá de alguna chance más, como un remate al palo de Valdez, el 3-1 quedó sellado y con él la caída al segundo lugar de las posiciones. La necesidad de un resurgimiento se vuelve urgente, a tres fechas del final. De otra manera, el sueño del ascenso directo, que pareció tan cercano hasta hace poco, se volverá una utopía. Atlanta deberá mejorar mucho en las últimas fechas. Y también tendrá que esperar que lo dejen sonreír.

(Foto: Gentileza Bohemios del Tablón)