Un día, el mundo se dio vuelta para Atlanta: jugar en Villa Crespo se volvió una sucesión de malos tragos y en cambio visitar canchas ajenas pasó a ser una comodidad. Y esa historia continuó este Día de la primavera en Munro, con un 2-0 frente a Colegiales que dejó al equipo en posición expectante en la tabla. Además, como en un hechizo mágico, la racha de los de Méndez luego de tres 0-0 consecutivos tomó ahora un rumbo positivo, si se tiene en cuenta que -pese a que se mantiene la insólita seguidilla como locales de diez partidos sin victorias y, peor aún, cinco sin marcar goles- Atlanta presenta una valla invicta de 442 minutos y cinco partidos sin perder, con dos victorias y tres empates.

Para este encuentro hubo un golpe de timón importante en la formación del equipo, con tres variantes. Dos de los cambios fueron obligados: Palisi por el suspendido Galeano y Nanía -que volvió a la titularidad pero esta vez como volante por derecha- en lugar del lesionado Guzmán. Además, ingresó Acuña en reemplazo de Matías Castro. En síntesis, Atlanta alineó a Vega; Perujo, S. Díaz, Francés y Peláez; Nanía, Palisi, Sardella y Acuña; Maraschi y Godoy.

Es justo reconocer que se encontró pronto y con algo de suerte la llave para abrir el partido: a los 10 minutos, Maraschi probó desde afuera con un remate que luego de picar se coló por encima de la flojísima respuesta del arquero Matinella. Así llegó el primer gol y el delantero convirtió su primer tanto en el club, que sirvió como buen empujón psicológico a un plantel que llegaba golpeado.

El resultado favorable tranquilizó a Atlanta. Enfrente había un rival que, por limitaciones propias y méritos ajenos, se mostró como una expresión futbolística muy limitada: desde los primeros minutos, reveló una enorme falta de ideas para generar peligro y acercarse al arco de Vega. Y además, el Bohemio aumentó apenas dispuso de otra chance.

A los 31 minutos, Sardella volvió a mostrar su muy buena pegada con un centro desde la izquierda. Se la puso en la cabeza a Maraschi, quien peinó bien aunque parecía que la pelota iba a ser controlada por Matinella. Pero otra vez el arquero dio una ayuda involuntaria: se tropezó y después fue muy tarde para volver, mientras la pelota se metía dando saltitos por el medio del arco. Era el 2 a 0.

Atlanta, con el resultado a favor, mostró una decisión y confianza que no apareció en los partidos anteriores, cuando tuvo que ir a buscar la diferencia. Bien plantado atrás, prácticamente no sufrió ocasiones de peligro en lo que quedaba de la primera etapa y tampoco en la segunda mitad. Pudo haber aumentado con algún contraataque, aunque también Colegiales acarició el descuento con alguna jugada aislada de pelota parada. Pero el final encontró un nuevo festejo bohemio.

Los tres puntos, así, viajaron para Villa Crespo. Ese mismo lugar donde el sábado, ante Comunicaciones, habrá que romper la mala racha para demostrar que este equipo tiene en serio con qué pelear arriba.