Frustración, furia, impotencia. La nueva presentación de Atlanta en Villa Crespo -la quinta consecutiva sin convertir goles-, dejó sensaciones muy negativas y que cuesta sacar de la cabeza. El equipo no sólo volvió a fallar en el resultado, un nuevo 0-0 -el tercero al hilo del equipo- contra un Fénix que en este campeonato se muestra como más poderoso de lo que indicaría su historia: tiene 9 puntos en 6 partidos jugados. Las principales falencias fueron en la creación de juego, algo que redundó otra vez en una escasísima cantidad de llegadas claras, y la nula contundencia para concretar lo poco que se genera.
Hubo una variante con respecto al equipo que había empatado sin goles contra Tristán Suárez: el ingreso de Guzmán, luego de la lesión, por Palisi. La intención de buscar algo más de fútbol en el mediocampo no se reflejó en lo concretó. Chaco mostró un bajo nivel, no pudo explotar su impresionante velocidad y equivocó casi todas las decisiones que tomó con la pelota en los pies.
Desde los primeros minutos Atlanta evidenció muchas complicaciones para manejar la pelota, tal como había ocurrido contra Tristán Suárez. Castro estuvo bien controlado. Y Galeano, el otro encargado de la creación, pareció un primo lejano de aquel jugador que había sido eje fundamental del equipo que consiguió el ascenso: con un nivel alarmante de imprecisión, entregó un gran número de pases a los rivales y falló en la construcción de circuitos.
La primera jugada clara de Atlanta en esa primera mitad fue fruto de la casualidad. En un pelotazo largo -uno de tantos-, a los 32 minutos, el viento desconcertó a la defensa de Fénix y la pelota se filtró entre todos para quedarle a Guzmán. Pero el chaqueño no atinó a desviar la pelota ante la salida del arquero, y después Godoy se tropezó cuando fue a buscar el rebote. Un minuto más tarde, llegó una chance muy concreta que otra vez no se aprovechó. Sardella -el mejor de Atlanta- puso un centro preciso para Peláez, quien con su cabezazo en el borde del área chica acertó al cuerpo del arquero.
Fénix, conforme con el empate desde el primer minuto, apenas intentó en esa primera mitad con dos buenos remates desde afuera del volante Daniel González, su hombre más peligroso en ataque.
Méndez introdujo en el comienzo del segundo tiempo una variante, con el ingreso de Ledesma por Castro -de floja tarea, sin ser el peor del equipo-. El juvenil se sumó a Godoy en la delantera y Maraschi se retrasó a la posición de enganche.
Pero poco cambió, más allá del empuje inicial de Ledesma. E incluso Atlanta debió soportar cinco minutos de dominio concreto de Fénix, desde los 19 a los 24, que incluyeron un cabezazo en el palo de Martínez Vargas luego de cabecear insólitamente solo tras un corner.
A los 29, Galeano completó su pobre tarea haciéndose expulsar con una grosera falta. Parecía que todo podía empeorar aún más. Pero de ahí hasta el final, acaso por los nervios del equipo rival, se dieron los mejores momentos de Atlanta en el partido.
A los 35 tuvo una chance Díaz con un cabezazo que salió al centro del arco. Y a los 46 estuvo la posibilidad muy concreta de llegar a una victoria que hubiera hecho olvidar buena parte de los lamentos: Nanía, quien fue de lo mejorcito entre los tres enganches que probó Méndez este miércoles, habilitó a Ledesma, que mano a mano no logró esquinar su remate y acertó al cuerpo del arquero.
Fue el final. Otro 0 a 0 que estiró la dolorosa racha de encuentros sin ganar en Villa Crespo a diez. Y que dejó en el balance negativo también el rendimiento futbolístico de un equipo que no termina de encontrarse.
Por Federico Kotlar (En Twitter: @fkotlar)
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