Un bohemio de ley, Mateo Giordano, personaje entrañable de Atlanta y de Villa Crespo, nos acaba de dejar.
EDGARDO IMAS (@EdgImas)
En el día de ayer falleció Mateo "Cacho" Giordano, vecino de Villa Crespo muy querido, respetado y vinculado con Atlanta, especialmente por haber sido protagonista de su vida deportiva y social en los años cincuenta y sesenta.
Mateo creció en el club. Desde chico practicó básquet y fue campeón metropolitano de Cadetes en 1959, integrando un equipo donde tuvo como compañeros al joven santiagueño Benjamìn Arce, Carlos Ferello, Roberto Desantadina, Juan Carlos Oviedo, Beltrame, los hermanos Norberto y Edgardo Escola. Con la misma base, lograron ascender invictos de Tercera a Segunda en 1961.
Giordano integró el mítico equipo que, dirigido técnicamente por León Najnudel, obtuvo en 1963 el ascenso de Segunda a Primera. Fue protagonista de aquellos primeros años de Atlanta en el círculo superior del básquet porteño.
Mantuvo a lo largo de los años una gran amistad con León Najnudel y con los más grandes basquetbolistas de las décadas del sesenta y setenta que pasaron por Atlanta y por el Club Villa Crespo, donde aún se siguen reuniendo periódicamente. Mateo siempre fue uno de los impulsores de estos encuentros, ya que su vida fue una lección de cómo cultivar la amistad, la memoria y los recuerdos.
Precisamente, su afición por la fotografía y por el cine lo llevó a trabajar profesionalmente en el ámbito publicitario, pero también quedaron centenares de fotos que documentaron la vida social e institucional de Atlanta durante la era León Kolbowski. Algunas de ellas fueron publicadas en el desaparecido sitio web Sentimiento Bohemio y también adornan el hall de entrada de la sede del club. Incluso le pertenece algún material fílmico sobre básquet que fue incluido en el documental "Siglo bohemio", que se filmó con motivo del centenario bohemio en 2004. Gran coleccionista de fotos que retratan la vida de Buenos Aires de hace un siglo, muchas de ellas lucen en las distintas sucursales barriales de una importante cadena de hipermercados.
Giordano siempre mantuvo su vínculo con Atlanta. Era siempre materia de discusión en los cafés del barrio que frecuentaba y en su puesto de venta de antigüedades los fines de semana en el parque Rivadavia. Estuvo presente en la fiesta de reapertura de la sede social del club en 2007 y también fue uno de los invitados y homenajeados en 2013, cuando el club les hizo un reconocimiento a los protagonistas de los años dorados del básquet de Atlanta.
Mateo ya no nos sorprenderá más sacando de su bolsillo un aviso de un diario barrial de hace varias décadas en el que el maestro Pugliese se promocionaba para dar clases de piano; tampoco con un billete de lotería o un juguete del mismo año en que nacía Atlanta. Pero lo más triste es que ya no tendremos su amistad, su sonrisa y su bonhomía.
Mateo Giordano, un bohemio de ley, de fierro, en todo el sentido de la palabra, se acaba de despedir. Aunque las despedidas no existen; es un hasta luego y un hasta todos los momentos.
Otras notas que podrían interesarte