Grito chino en Rosario

Atlanta consiguió ante Central Córdoba otro triunfo que lo acerca a su gran objetivo: el de regresar a la B Nacional inmediatamente luego del doloroso descenso de la última temporada. La victoria fue por 1-0 con un gol del Chino Sanabria, que -como contra Defensores en el último partido de 2012- volvió a convertir un tanto que valió el triunfo.

Justamente el ingreso de Sanabria por Suárez fue la única variante que dispuso Sergio Rondina con respecto a la victoria obtenida en Villa Crespo ante Almagro. En ese primer tiempo, donde Ferreiro volvió a ser enganche y Sanabria se movió por el sector izquierdo, el rendimiento de Atlanta fue muy pobre. Con una gran dificultad para hilvanar jugadas -el local armó un inteligente dispositivo táctico en la mitad de la cancha, con un triángulo que condicionó la creación de los volantes de Atlanta-, las opciones de gol más claras las tuvo Central Córdoba, que marcha último en el campeonato. La primera fue luego de una pésima salida del fondo de Segovia, quien le dejó la pelota servida en los pies a Lescano. Afortunadamente Mancinelli rechazó antes de que el delantero pudiera acomodarse para definir, cuando Gagliardo volvía al arco desesperadamente. Y a los 32 el arquero fue quien interceptó una pelota en la que Lescano estaba cerca de convertir.

Atlanta mostró una actitud diferente en el complemento. Hernán Lopes entró por Guzmán para armar una línea de tres defensores y pasar a Mancinelli y Pinto a la mitad de la cancha. Y justo después de ese ingreso llegó el gol, cuando Sanabria remató desde afuera tras un rechazo de la defensa y la pelota se filtró por debajo del cuerpo de Leguizamón. Atlanta estaba ganando y ya a esta altura se sabe: cuando logra la ventaja, no la suelta fácilmente.

El equipo se reagrupó entonces y se volvió a armar una línea de cuatro defensores, con el ingreso de Vega por Sanabria. Estuvo la posibilidad de ampliar la ventaja con una volea preciosa de Soriano que mandó al corner Leguizamón. Despertó ilusión también el ingreso de Canaletti, quien reemplazó a Mancinelli y mostró velocidad y criterio para complicar a la defensa local. Pero sobre el final también hubo tiempo para la angustia con una pelota que no llegó a despejar Valdez y obligó a Gagliardo a ganarle otra vez el duelo a Lescano.

Así se cerró en fin la historia con el 1-0 a favor de un Atlanta que sigue hacia arriba en busca de su gran sueño. Falta mucho, es verdad. También lo es que falta menos.