Ese Pollo está embrujado

Atlanta venció 1-0 a Colegiales para conseguir su primer triunfo del año en Villa Crespo, y ampliar a cinco puntos su ventaja como líder del campeonato de Primera B. El único gol llegó a través de una gran intervención de Andrés Soriano, quien ratifica partido a partido su enorme importancia en la gran campaña que está realizando el equipo.

Si bien el rival era en los papeles uno de los más accesibles del torneo -figura ahora penúltimo en la tabla de posiciones-, Atlanta llegaba al partido con preocupación por sus últimas actuaciones: dos pobres rendimientos con un 0-3 ante Brown de Adrogué como local y un empate sin goles ante Flandria, que se había quedado con dos jugadores menos en el primer tiempo. A eso se sumaban las ausencias obligadas de Matías Valdez por haber sido expulsado y Juan Segovia por haber llegado al límite de amonestaciones.

Ante este panorama, Sergio Rondina dispuso patear el tablero y cambiar más de medio equipo. Toda la defensa fue modificada: Lopes, que volvía de su suspensión, y Peláez ingresaron por los dos suspendidos, mientras que en los laterales, por razones tácticas, Mancinelli y Pinto reemplazaron a Vega y Mbombaj. También salieron por bajos rendimientos Acuña y Sanabria, para que ingresaran Tirantino y Ferreiro, quien también regresaba luego de una sanción por cinco amarillas.

La propuesta de Atlanta funcionó bien en los primeros minutos, con movilidad y voluntad de desequilibrio ante un equipo limitado y que enfocaba toda su atención en defenderse. La situación más clara fue a los 10 minutos con una jugada preparada en un tiro libre, cuando Guzmán quedó solo frente al arquero pero su ejecución, que no terminó de ser remate al arco ni centro, no pudo ser conectada a la red por Peláez primero ni por Palisi después. Atlanta también sufrió en su propia área cuando a los 26 Gagliardo recibió una pelota comprometida de Pinto en un lateral y su intento de rechazo rebotó en el delantero Noriega. La pelota cruzó el área chica en paralelo a la línea y se perdió por un costado.

Luego de su buen comienzo, el equipo se fue pinchando de a poco y entró en la dinámica de los últimos encuentros, con problemas en la generación de juego y la consiguiente falta de sorpresa. Para eso tampoco ayudó el mal estado de la cancha, que a pesar de estar mejor que en los primeros partidos del año volvió a complicar el manejo, sobre todo en el caso de los volantes en general y de Parentini en particular. Parecía que el segundo tiempo iba a mostrar un escenario parecido y hasta que Colegiales se iba a animar a buscar más, pero apareció la jugada que cambió el partido. A los 10 minutos, un buen cambio de frente de Mancinelli dejó a Soriano mano a mano con el lateral Mendoza en el borde del área. Y ahí el Pollo mostró una vez más el excelente momento que atraviesa. Se sacó de encima al defensor con un movimiento rápido y, sin permitir que nadie se acomodara, sacó un zurdazo bajo, cruzado, que el arquero Matinella no pudo desviar. Era el desahogo por el que tanto había esperado el Bohemio.

Mientras Atlanta trató, con variado éxito, de manejar la pelota y golpear de contraataque el resto del partido, Colegiales buscó con centros largos encontrar alguna grieta en la defensa local. Más allá de algún sofocón esporádico, el final llegó sin sobresaltos. El Bohemio seguía en lo más alto y la ventaja se había extendido. Faltaba un partido menos para que el sueño pudiera hacerse otra vez realidad.

Por Federico Kotlar. En Twitter: @fkotlar

Foto: Vanesa Crisóstomo